El periodista y fundador de elPeriódico, José Rubén Zamora, ha vivido más de 550 días tras las rejas en la prisión de Mariscal Zavala. Su encarcelamiento no solo marcó el inicio de un prolongado período de privación de libertad para él, sino también el comienzo de una persecución que ha envuelto a periodistas y columnistas de este medio de comunicación.
Recientemente, durante una audiencia para la apertura a juicio, el juez décimo, Jimi Bremer, se ausentó, alegando estar participando en una evaluación ante el Consejo de la Carrera Judicial.
Esta ausencia, percibida como una maniobra evasiva, ha sido señalada como un acto de retraso malicioso en el proceso legal. Sin embargo, la falta de presencia del juez Bremer obligó a reprogramar la diligencia para el próximo 21 de febrero.
La audiencia debía abordar el caso del supuesto uso de documentos falsificados, relacionados con presuntas irregularidades en 15 firmas en boletas de declaración aduanera en el Aeropuerto Internacional La Aurora. La Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI), bajo la dirección de Rafael Curruchiche presentó tres señalamientos contra Zamora en este contexto.
Persecución contra José Rubén Zamora
El tercer caso al que se enfrenta Zamora es resultado de acusaciones formuladas por los fiscales Curruchiche y Cinthia Monterroso, ambos sancionados por Estados Unidos y la Unión Europea por corrupción. A pesar de la falta de evidencia de riesgo de fuga u obstrucción de la justicia, Zamora fue nuevamente enviado a prisión preventiva.
Zamora también se prepara para enfrentar un nuevo juicio por el primer caso en su contra. Sin embargo, este proceso no podrá iniciarse hasta que se resuelva una solicitud presentada por la exfiscal Samari Gómez, quien busca que se mantenga firme su sentencia absolutoria.
Violaciones en el caso contra Zamora
El Colegio de Abogados de Estados Unidos ha seguido de cerca el desarrollo del juicio, y su veredicto es claro: «varias violaciones al debido proceso» han caracterizado este caso, lo que ha llevado a calificar el debate oral y público con la nota F, la más baja en la escala de medición. Desde el inicio, el proceso ha estado marcado por irregularidades, que parecen ser una represalia por la labor de Zamora como periodista de investigación.
El caso de Zamora no solo es un recordatorio de los desafíos que enfrenta la libertad de prensa en Guatemala, sino también un llamado a la acción para garantizar la protección de los derechos fundamentales y el debido proceso en el sistema judicial del país. Mientras tanto, el periodista continúa luchando por su libertad, la comunidad internacional observa de cerca el desarrollo de este caso.