
En un nuevo capítulo de la persecución judicial que enfrenta el periodista José Rubén Zamora, el juez suplente del Juzgado Segundo Penal, Erick García, ordenó que el periodista regrese a prisión, cumpliendo con la decisión tomada por los magistrados de la Sala Tercera de Apelaciones Penal.
Esta orden, emitida sin previo aviso y con claras irregularidades, revoca la medida sustitutiva que se le otorgó a Zamora en octubre de 2024, retrocediendo en el proceso judicial bajo una resolución que el propio periodista ha calificado de «actos de tortura».
La Sala Tercera, al decidir dejar sin efecto dicha audiencia, alegó una «actividad procesal defectuosa». Sin embargo, la medida parece menos un procedimiento judicial legítimo y más un intento claro de silenciar a un periodista que se ha mantenido firme en su lucha por la verdad.
La decisión del juez García, lejos de ser un acto de justicia, representa una clara manifestación de cómo las estructuras judiciales pueden ser manipuladas para cumplir con intereses políticos, en un contexto donde el abuso del poder se hace evidente.
Se pudo haber evitado el regreso a prisión de José Rubén Zamora
Lo que resulta aún más alarmante es la suspensión, sin justificación alguna, del pleno de la Cámara de Amparo y Antejuicio, donde se discutiría la solicitud de Zamora para frenar su reincarcelación. Esta decisión del magistrado Carlos Contreras, presidente de dicha Cámara, es un claro indicio de que, cuando se trata de proteger a figuras del poder, la justicia se mueve rápidamente.
Sin embargo, en casos de persecución a periodistas, las audiencias y los procesos judiciales se bloquean, dejando a un ciudadano inocente atrapado en un limbo legal sin acceso a su derecho a la defensa.
José Rubén Zamora se pronuncia
Zamora, al ser reingresado a la cárcel de Mariscal Zavala, ha reiterado su inocencia y ha calificado este proceso como una persecución sistemática en su contra.
«He sido perseguido, criminalizado. Es arbitrario y es ilegal», asegura, denunciando que no se trata de un juicio legítimo, sino de una venganza política.
La sociedad no puede quedarse callada ante estos abusos. La persecución de un periodista por simplemente ejercer su labor informativa es un claro ataque a la libertad de expresión.
Rechazo internacional
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó esta decisión, calificándola como un grave ejemplo de persecución política y ataque a la libertad de expresión.
“Rechazamos la revocación del arresto domiciliario del periodista José Rubén Zamora. La arbitraria decisión del Juzgado constituye un grave ejemplo de persecución política y contra la libertad de expresión en Guatemala”, expresó la SIP.
Es importante recordar que el Ministerio Público, bajo la dirección de Consuelo Porras y su círculo cercano, ha sido el principal impulsor de esta criminalización. Esta situación pone en evidencia cómo las instituciones judiciales de Guatemala están siendo utilizadas para silenciar voces críticas y proteger a los corruptos.
La democracia se mide por la libertad de sus periodistas, y lo que está sucediendo con José Rubén Zamora es un claro reflejo de que en Guatemala esta libertad está siendo atacada. No podemos permitir que se siga utilizando la justicia como herramienta de represión.